viernes, 29 de noviembre de 2013

The Act of Killing

La peli


The Act of Killing no es una peli, ni un documental. Es una peli que es un documental de cómo unos desechos humanos se ponen hacer una peli sobre algo que hicieron en 1965. Todo totalmente verídico.

Esos desechos son antiguos escuadrones de la muerte, paramilitares que en 1965 asesinaron en un año de intenso trabajo a millón y medio de personas (4109 al día) en Indonesia. Y sorprendentemente son humanos. Se peinan, visten, bailan, van de aquí para allá, viven de las rentas, se mueven libremente sin preocupaciones económicas en un régimen que aún hoy les reconoce sus "méritos", donde sigue habiendo vencedores y vencidos y donde, aparentemente, la extorsión, el gangsterismo y la opresión del que puede sobre el que no, está oficializada como una institución más.

Y en la pantomima de sus vidas, cuyo único acto central fue que fueron capaces de matar y beber sangre sin freno, el talento les alcanza para hacer un psicodrama en forma de telenovela, como si se tratara de una obra de teatro de final de curso, donde reviven aquello que hicieron.

La peli no tiene trama. Es una ventana. Pasen y vean.

La cena


Las suculentas torrijas que en un momento dado y sin razón aparente decidieron desprenderse paulatinamente de la leche que con tanto cariño su hacedora les había insuflado fueron sin duda la estrella de la noche. Un primer intento de croquetas romanas promete sin lugar a dudas (lo bueno de estas cenas es que uno va experimentando con los amigos sin que dejen de serlo hasta que sale insuperable). Un excelente pollo al curry con arroz, unos sabrosos canelones y una auténtica Julienne rusa pusieron la guinda. Un pollo a l'ast tipo "que-coño-traigo" también estaba muy bueno y cumplió su función noblemente.



De postre, lionesas gigantes -por error de estimación- con una pasta sorprendentemente profesional y una notoria escasez de crema -otra vez error de cálculo- cerraron la mesa.

El vino

La conversación

Como no podía ser de otra forma, el cierre de Canal 9 fue el tema central. Una sensación general de pena, en unos casos más indulgente, en otros más despiadada, fue la tónica. El entusiasmo por Top Chef suscitó la unanimidad general. No seguir Top Chef y/o no tener wasup hizo dudar a algunos por unos segundos si no estaban en riesgo de exclusión social, sentimiento que se disipó al comprobar una vez más que es el mundo el que está excluido.

3 comentarios:

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  2. ¿De quien es la cara detrás del vaso de vino? Tendría que ser Fanny pero no lo parece.

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  3. habemus blog! síííííiííííííií´....gracias Antoni! Me gusta mucho. Ah, las croquetas romanas se llaman "supplì"

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